Algo que ha causado y sigue causando mucho revuelo son las adaptaciones. Es decir, el trabajo de convertir las palabras en imágenes.
Existen desde adaptaciones cuyo trabajo es simplemente magnífico hasta adaptaciones que desearíamos poder borrar de nuestra memoria. No podemos desperdiciar la oportunidad de nombrar una de nuestras favoritas y es que nos encanta todo, desde los valientes personajes hasta la surrealista escenografía que utilizan en las películas de “El corredor del laberinto''.
Vaya sorpresa, ¿no?
La opinión popular es que los libros de acción son más fáciles de adaptar y se obtienen mejores resultados. Y, en contraste, muchos autores afirman que una de las frases que más odian escuchar es: ¿Cuándo vas a sacar la película? Mientras que otra gran parte de los lectores esperan que eso nunca llegue a ocurrir para que no estropeen su libro favorito.
Entre tantas opiniones tan distantes las unas de las otras uno no sabe que es mejor.
A nosotras que nos gustan ambos mundos, el literario y el cinematográfico, se nos hace difícil posicionarnos. Pero algo que tenemos más claro que el agua es que, cuando se convierte un libro en una adaptación, los libros pierden su esencia. O al menos parte de ella.
Es extremadamente complicado plasmar la esencia que 120.000 palabras transmiten, en dos horas de imágenes. Y aquí es cuando el dicho “Una imagen vale más que mil palabras” tiene una excepción.
Las palabras son capaces de incitar sentimientos en los lectores, puede que no lo hagan en el primer párrafo, puede que a otras personas no les provoque una reacción hasta el cuarto capítulo, o incluso hasta la última página. Pero lo cierto es que un buen libro puede provocar una cantidad infinita de sentimientos mientras que una imagen tiene que ser una combinación perfecta de muchos conceptos y aspectos para lograrlo. No vamos a entrar en detalles respecto a cómo puede afectar en la reacción del espectador un simple cambio en la paleta de colores o en el ángulo de la imagen o en la luz de la escena porque pasaríamos horas escribiendo. El punto de todo esto es que la capacidad de hacer surgir sentimientos en alguien con una imagen es un talento y no todos los directores, guionistas, actores, etc, pueden hacer que funcione.
¿La probabilidad de juntar ese tipo de imágenes durante dos horas y lograr llegar al corazón del espectador? Es prácticamente inexistente.
Un ejemplo de una buena adaptación es sin duda los juegos del hambre. Puede gustarte más o menos pero nadie niega que es una de las mejores adaptaciones hasta la fecha. Fieles al libro en su mayoría, bien ambientadas con buenos actores y efectos especiales.
En resumen, se podría decir que las buenas adaptaciones escasean, pero incluso las menos buenas se merecen un respeto por el trabajo que conllevan y las excepcionales se merecen ser vistas una y otra vez.
¿Cuál es vuestra adaptación favorita? y, ¿Cuál consideráis que es el mayor error de las adaptaciones?
No nos gusta leer pero este blog nos ha animado a empezar a hacerlo.
ResponderEliminarEste blog me a dado el animo que necesitaba para empezar a leer
ResponderEliminarQue divertido puede resultar leer
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